La primer salida. Recoleta.
Finales de febrero. Te pasé a buscar al ilse, y fuimos a dar un paseo por los
subtes hasta decidir dónde ir. Salimos en facultad de medicina y caminamos hasta
el cementerio. Nerviosa, sin estar segura de qué estaba haciendo. Vos relajado,
con aires de superado, tenías bien en claro qué querías, o eso me hacías
entender. Nos sentamos en una plaza y decidimos buscar un lugar donde tomar
algo. Dimos vueltas buscando un “Café Martínez” o un “Starbucks”, mientras me
contabas historias, experiencias, lo mucho que te gustan las cordobesas y las
pibas que cantan bien. Terminamos sentados dónde habíamos empezado, solo que
ahora con un batido de Freddo. Limón. Frambuesa. No teníamos de qué hablar,
entonces todo se redujo al ilse, estudio, materias… etc. Una artista callejera brasilera,
que hablaba una mezcla extraña entre castellano y portugués, vino a hacernos un…
no estoy segura todavía de qué fue eso exactamente, pero aprovechaste y te
acercaste. Cuando se fue, me robaste un beso, que hasta el día de hoy me
acuerdo. No eramos capaces de caminar una cuadra completa sin parar.
Entré a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja. Mi vieja esperaba que le cuente todo, con un dejo de felicidad en sus ojos, pero con cara de, de... "llegaste tarde".
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