14.2.13

ooola, ke ase?

Cómo cambian las cosas... nosierto?

Soy la bastos del futuro, "riendome" de todo lo que me sufrí años anteriores. No sirvo para escribir así que no voy a siquiera intentarlo, pero las cosas cambiaron mucho. Sigo de novia, diecisiete meses recién cumplidos, puse la poronga en la mesa más de una vez, lloré más de una vez... pero dejé de ser la pobre mina en la historia. 

Por primera vez hice algo de mi vida escolar y no tengo nada en marzo. Entro a quinto... todo da miedo y emociona, pero es feliz al mismo tiempo. A ver.. qué más? Me otrtive con mi vida social, pero es natural. Mis amiwis siguen siendo mis amiwis y la gente extremadamente sociable fue descartada de mi círculo social, por causarme desagrado y ganas de pegarles. Me empezó a dar paja pelearme con gente idiota, pero sigue siendo divertido every now and then

Me di cuenta que era una insegura de mierda, que me chupaba un huevo el resto del mundo, pero todas las presiones eran internas. La verdad, todos nos podemos meter (un ratito) nuestras expectativas de uno mismo y nuestras pretensiones en el culo... porque al fin y al cabo, muchas veces te frenan en proyectos que realmente queres llevar a cabo. 

Otra cosa para aquellos que les pase lo mismo o algo parecido... aprovechen los momentos divertidos, cuando ven que se están ortivando, justo cuando la estabas pasando bien, cambia la actitud y pasala bien. (no es fácil hacerlo, pero vale la pena).

Me hice adicta al uso de los puntos suspensivos y al "ola ke ase". Y, básicamente, esto es lo que pasó.
Mi cabeza cambió tanto en tan poco tiempo, pero lo esencial sigue estando. Sigo siendo la misma piba inestable, insegura y con más miedos que pelos en la cabeza... pero con el tiempo se gana experiencia y de a poco las cosas parecen ser mucho más leves y otras mucho más importantes. Aprendí a tomarme todo con más calma y si las cosas no son como esperamos, no tener miedo a buscar otra opción. 

salu2. 

16.11.11

logró burlarse del sentido común y de las cosas que no saben morir.

La lluvia no paraba, estaba completamente mojada. Lo único que se podía escuchar era un cable suelto que pegaba contra la pared del edificio y las gotas que pegaban contra la reja y se dividían en partes más pequeñas y me mojaban de a poquito. 


Bariloche. Que momento de mierda. La semana más larga de toda mi vida. Tenía fe en que todo siga bien, pero el miedo se hacía notar. Perseguida imaginaba que pasaba algo, con alguien allá, te quedabas enganchado, me mandabas al carajo; siempre me planteo esos escenarios semi-utópicos, de agonía total, dónde todo lo malo que me puede pasar... pasa; doy por sentado que efectivamente, está pasando, y me maquino, cuando en realidad me está comprando chocolates y pensando cada tanto en mi. 
Te fuiste con algo pendiente que decirme en tu boca. Creo que por eso la semana se hizo interminable, pero al fin llegaste. Al día siguiente salimos, fuimos a comer al Carlitos, pero el de Olivos, el único que hace esos aros de cebolla que te gustan tanto. Caminamos unas cuadras y nos metimos a una plaza grande, con salida al río. Nos tiramos en el pasto a hacernos cosquillas, saltarnos encima, fuimos a comportarnos como chicos. Bien cagón como siempre, me sacó el celular y revisó algo que ya era evidente, pero lo hizo igual. Leyó una conversación dónde decía que estaba enamorada de él, y debajo una larga discusión sobre el tema. Me enojé. No quería que se enterara así; y todavía me acuerdo de tratar de contener las lágrimas, morderme los labios y respirar muy profundo, tratando de burlar al miedo que me dominaba. 


De novios hace meses. Mi inseguridad sigue estando, nunca se va a ir; mi transparencia y plena sinceridad me dejaron en un lugar realmente vulnerable frente a él. Me cansé de tratar de entender por qué no me dice las cosas. Me limito a disfrutar cada minuto que estoy con él, y a guardar en mi memoria, cada caricia, cada cosquilla, cada sonrisa, cada lágrima, cada abrazo, cada suspiro pesado al cuello y cada calentura. Todo. 


La lluvia había parado, pero los toldos de pisos más arriba seguían llorando. El sol ya estaba saliendo y los tonos anaranjados del cielo mezclados con las nubes blancas, hacían difícil encontrar desde mi balcón, la puntita del obelisco que siempre está ahí.
Mojada, reflexiva, y con hambre, fui a la cocina. Volví a mi cuarto, escurriendo agua por todo el piso, con una porción de pizza en una mano y un vaso de coca en otro. 

la alegría se me escapa y la agonía vuelve a dominar.


Meses intermedios. Agonía. No sabía que querías; yo ya enganchanda, mintiendome, negando lo que sentía por vos. Inseguridad, momentos de psicosis. Lagrimas, idas y vueltas. Histeriqueadas tuyas. Yo transparente, vos un enigma. Amigas que me decían que me merecia algo mejor, y yo ignorandolas, ignorando todos los consejos. 
Me acuerdo la primera vez cuando "no daba para mas"... Llore, y llore, y mis amigas me bancaron, me trataron de aclarar el camino. A los tres dias estabamos saliendo de nuevo, y a los dos meses vos de nuevo empezabas con tu histeriqueo. 
Soporté muchas cosas que me hiciste, me tuve que morder los labios para evitar hablar. No podía entender como me gustaba tanto una persona tan diferente a mi. 
 
Se puso a llover de nuevo, pero no hice nada al respecto, solo miré hacia arriba y dejé que las gotas me despejen la cabeza. 

15.11.11

me quitás el sueño, me quitás el habla.


La primer salida. Recoleta. Finales de febrero. Te pasé a buscar al ilse, y fuimos a dar un paseo por los subtes hasta decidir dónde ir. Salimos en facultad de medicina y caminamos hasta el cementerio. Nerviosa, sin estar segura de qué estaba haciendo. Vos relajado, con aires de superado, tenías bien en claro qué querías, o eso me hacías entender. Nos sentamos en una plaza y decidimos buscar un lugar donde tomar algo. Dimos vueltas buscando un “Café Martínez” o un “Starbucks”, mientras me contabas historias, experiencias, lo mucho que te gustan las cordobesas y las pibas que cantan bien. Terminamos sentados dónde habíamos empezado, solo que ahora con un batido de Freddo. Limón. Frambuesa. No teníamos de qué hablar, entonces todo se redujo al ilse, estudio, materias… etc. Una artista callejera brasilera, que hablaba una mezcla extraña entre castellano y portugués, vino a hacernos un… no estoy segura todavía de qué fue eso exactamente, pero aprovechaste y te acercaste. Cuando se fue, me robaste un beso, que hasta el día de hoy me acuerdo. No eramos capaces de caminar una cuadra completa sin parar. 
Entré a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja. Mi vieja esperaba que le cuente todo, con un dejo de felicidad en sus ojos, pero con cara de, de... "llegaste tarde". 

sabés lo que me gusta estar con vos


Me bajé de la cama, lo primeroque pisé fue el enchufe del ventilador; ese maldito dolor, mezclado con una sensación de impotencia por no poder gritar lo suficiente. Era tarde. Tambaleándome en la oscuridad llegué al fin hasta la puerta, y seguí hasta el balcón. Ese balcón con pasto sintético, sucio, y molesto al pisarlo descalzo. Con mucho cuidado deno hacer ruido, abrí las dos ventanas. Todavía quedaba olor a lluvia, pero elcielo estaba minado con unas pocas estrellas y una luna gigante justo al ladodel obelisco. El piso estaba mojado, pero poco me interesó, me senté y con unatorpeza de ebrio, logré sacar las piernas entre los barrotes. Debajo de ellos,seis pisos y un silencio aterrador. Convengamos que microcentro no es unpaisaje propicio a la reflexión, pero mi cerebro no se dio el lujo de elegirdonde destruirme. Con el cachete apoyado sobre el barrote frío y mojado, y mispiernas balanceándose me puse a pensar en el pibe que, este año, fue mi eje paratodo.